Esta exposición de la casa encendida quizás es la que más me ha costado digerir de todas ya que es puro arte contemporáneo.En forma de instalación se nos presentan una serie de maniquíes, peluches y otros elementos que,independientemente de la opinión que nos generen,no nos dejan indiferentes.
Thormas Hirschhorn, el autor,tiene una incuestionable carrera artística.Eso sí, ya lo advierte el folleto, hace instalaciones: "densas,profundas e invasivas.Demandando al espectador un ejercicio intelectual en ocasiones algo complejo".No podría estar más de acuerdo. Tengo que recomendar que nadie vaya tras haber comido ya que ciertas piezas te revuelven el estómago.Y es que en alguna de las vitrinas hay imágenes de gente con la cabeza destrozada y demás lindezas que, como reitero, no dejarán indiferente a nadie.
La temática de la exposición: la destrucción de los cuerpos en cualquiera de sus modalidades, aludiendo incluso a la pornografía.
Bien...los materiales no me parecieron los adecuados.Como siempre en una exposición hay piezas que me gustaron como la imagen que cuelgo a continuación pero en general salí de allí con malestar general.Si esa era la intención del artista estupendo.Pero este no es el tipo de arte que me llama la atención.
La exposición es totalmente recomendable para aquellos que dicen:" a mí el arte contemporáneo no me dice nada ".Pues aquí hay una exposición que les hará gestar una opinión, un debate o, a lo sumo, una sensación.